Después de que se haya descubierto el espionaje que ha sufrido mediante el programa Pegasus, Pedro Sánchez está totalmente paranoico y ya no se fía de nadie, según confirman fuentes de su entorno. Esta mañana, sin ir más lejos, ha saludado a su mujer diciéndole “Buenos días, María Begoña, si es que este es tu verdadero nombre”, mientras la examinaba con cara de desconfianza.
«¿Por qué quieres esa información?», ha respondido Sánchez muy a la defensiva cuando su esposa se ha interesado por lo que le apetecía desayunar. «Estos no son datos que yo pueda compartir ahora mismo», ha contestado después, cuando ella le ha preguntado si le pasaba algo.
El presidente del Gobierno también se muestra esquivo y reticente con sus hijas, ya que considera sospechoso el hecho de que se pasen el día hablando por el móvil y con los auriculares puestos. “¿Quién me dice a mí que estas supuestas hijas mías no son en realidad agentes infiltrados del CNI?”, le ha preguntado el jefe del Ejecutivo a su mujer durante un desayuno en el que también se encontraban las niñas.
“¿Y tú para quién trabajas?”, le ha gritado a su perra Turca al ver que se metía en su despacho de manera sigilosa. “He sido demasiado confiado porque, de puro bueno, soy tonto”, ha lamentado el mandatario mientras disponía varias tiras de papel de aluminio alrededor de su cabeza. Según ha podido saber la prensa, el presidente está tan paranoico que no ha felicitado el Día de la Madre a su madre porque sospecha que no es su madre de verdad.
Desde hace horas, Pedro Sánchez pasa el tiempo encerrado en el búnker de La Moncloa y solo habla con su asesor más fiel: José Antonio Pegasus Fernández, un hombre que lleva poco en España pero que se ha ganado rápidamente la confianza del presidente.
Visto en: Mundo Today
