A fin de animar su vida sexual, Pilar García, de Santander, le pidió hace una semana a su marido Rogelio Martín «jugar a los médicos», pensando que, de esta manera, recurriendo al llamado «roleplaying», podrían superar un pequeño bache sexual que atraviesan desde hace un tiempo. «Le dije que necesitaba una ‘inspección completa’ esperando que me diría que tenía que desnudarme y lo que me hizo fue un cribado telefónico y me dio hora para el próximo mayo a las once y media de la mañana, que tendré que pedir fiesta en el trabajo y todo para follar», se queja García, de 41 años.
Según ha explicado la mujer a la prensa, su marido Rogelio insistió en que, debido a la pandemia, lo mejor era que no acudiera «al centro» personalmente sino que le llamara por teléfono. «Yo me planté frente a él igualmente y le dije que tenía fiebre en la vagina y que necesitaba que alguien usara su ‘termómetro’ para comprobar la temperatura, refiriéndome, evidentemente, a su pene, pero Rogelio sacó un termómetro electrónico de no sé dónde y lo comprobó todo a distancia», se queja Pilar.
Según dice, su marido no llegó a apartar la vista del ordenador y el primer contacto «no resultó especialmente sexy».
«Mi marido no entiende que lo mío es una urgencia y que no puedo esperar diez meses, necesito ser atendida ahora mismo, cuanto antes», denuncia la mujer, que entiende que está en su derecho de exigir un trato humano, personalizado y «que dure más de dos minutos».
Aunque va en contra de sus principios y siempre ha defendido lo contrario, Pilar está valorando recurrir a la privada.
Visto en: Mundo Today