Tres canciones y, como mucho, dos bises. Este es el límite que los expertos marcan para cada ducha si se quiere contener el consumo de agua y el gasto energético de forma significativa. «Se acabaron aquellos álbumes dobles, conceptuales, de los años setenta, o aquellas óperas rock que no terminaban nunca: toca ahorrar», avisa Ana A. P. Star, especialista en ducha barroca y clásica. «La pausa entre el lavado de la cabeza y el del cuerpo entero para que el público salga a fumar es excesiva», añade.
Siguiendo las directrices de la Unión Europea, la plataforma Spotify se ha comprometido esta semana a limitar la duración de las listas de reproducción destinadas al momento de la ducha. «Lo ideal es ir directamente al estribillo y saltarse el calentamiento», insiste Ana A. P. Star. También se desaconseja abrir la cortina de golpe y saltar para que el público nos sostenga y nos jalee mientras el agua sigue saliendo a presión sin propósito alguno. «Poner el agua caliente al máximo para aparecer en escena rodeados de humo es una irresponsabilidad, tanta épica está fuera de lugar en estos tiempos», reitera la experta.
Las personas que se duchan han lamentado las restricciones porque afectan de forma significativa a la cultura. «Siempre pagamos los mismos», dicen. Esta misma mañana, a modo de protesta, se ha podido oír en los patios de luces a miles de personas cantando a voz en grito «Smoke on the water».
Visto en: Mundo Today